diumenge, 15 de març del 2009

Tomás Cacheiro: un gran home i un gran artista.

"Para hacer esta silla con raíces que comienzan y se siguen, y se continúan y se continúan, fue largo tiempo recorriendo las costas del río. Y después fui seleccionando para construir una forma. Y si usted mira, se da cuenta de que yo no puedo haber inventado eso. Lo crearon los materiales
Aquests dies m’ha visitat un amic català que fa 40 anys que viu a l’ Uruguai. Allà vam viure junts un parell o tres d’anys i fou a través d’ell que jo vaig conèixer a Tomàs Cacheiro.

Asseguts al sofà repassàvem fets i gent del “paisito”. Miràvem de posar-nosl dia. Davant nostre teníem tres ceràmiques de l’amic comú Cacheiro i vam sortir a parlar d’ell, inevitablement.

No fa massa ja us vaig parlar de Cacheiro en un post en aquest mateix blog. http://blogs.avui.cat/jaumepubill/2008/11/16/tomas-cacheiro/

Avui deixaré que us parli ell a través d’uns textos d’una entrevista que li van fer l’any 1999. Si la voleu llegir tota, –cosa que us recomano- podeu fer-ho a:

http://www.espectador.com/text/clt06073.htm


"Yo caí a Paso de Averías un poco como subversivo.
Y la propaganda cae mucho sobre la gente inocente
que, después, son las primeras víctimas"


EN PERSPECTIVA
Lunes 07.06.99.
DIEGO BARNABE:
"No tallo formas en barro,
que otros pueblos han creado.
Yo sólo tallo en la tierra
lo que mi tierra me ha dado.
Minerales, agua y fuego,
forman tu mundo, alfarero.
Desde el comienzo del mundo,
ese mundo es el primero.
Si el barro toma su tiempo,
no tiene el tiempo medida.
Porque ese tiempo del barro
es tiempo para la vida."

 
Este es uno de los textos que ha escrito Tomás Cacheiro, que perfectamente podría ser algo así como una "cédula de identidad" o, por lo menos, una forma de presentarse, de presentarlo. Ese texto acompaña el catálogo de la exposición que se inauguró en Montevideo el pasado viernes 4 de junio, en el Subte Municipal. Textos, además de su trabajo en cerámica, en maderas, de su obra y su vida, que están representados en estas creaciones que estamos descubriendo esta mañana aquí, además, con el catálogo a la vista.
Tomás Cacheiro tiene 78 años. Nació en Treinta y Tres, y es uno de los ceramistas más destacados de nuestro país.

Cacheiro vive en Paso Averías, a orillas del río Cebollatí, hace ya unos cuantos años. Se radicó allí luego de que debiera dejar su actividad como docente, en tiempos de la dictadura militar, cosa que, obviamente, significó una contrariedad en su vida, un momento de disgusto. Esta circunstancia lo llevó a vivir en este lugar, en el que hay muy pocos habitantes, ¿no?

"Yo salía en bote, juntaba leña, pescaba, llevaba una vida semejante a la de ellos. Y en cuanto me empecé a parecer a ellos, se fueron abriendo las relaciones"

TC - Sí. Cerca de allí hay un pobladito que no pasa de 50 personas. Y la mayoría son gente muy mayor. Porque el lugar no se presta para que un joven pueda vivir. No hay medios de trabajo. La mayor parte de los habitantes son jubilados, ancianos, que están radicados en su lugar, viviendo con un mínimo muy elemental.
Gente que quiero mucho, con la que nos relacionamos mucho. Cuando viene alguna creciente y debo salir de mi lugar, no tengo un lugar donde no me pueda quedar. Y eso hoy importa. En cualquiera de las casas de ellos pido un rincón para quedarme, y lo tengo. Hemos abierto una amistad muy generosa, que me costó un poco al principio. Porque yo caí allí un poco como subversivo. Y la propaganda cae mucho sobre la gente inocente. Que, después, son las primeras víctimas. Eso lo dice muy bien Picasso en Guernica, cuando empapela el caballito, la primera víctima de la corrida de toros.
Y el tiempo me fue reponiendo en la relación con esa gente porque yo salía en bote, juntaba leña, pescaba, es decir que llevaba una vida semejante a la de ellos. Y en cuanto me empecé a parecer a ellos, se fueron abriendo las relaciones. No sé si me explico.
DB - ¿Y usted fue "subversivo"?
TC - Bueno: me resistí a la dictadura. ¿Eso es subversión?
En alguna medida, el que está vinculado a este mundo de la cultura, del arte, es un poco forastero en la ciudad; es un tipo medio extraño que no se adapta a los mecanismos sociales. En toda forma de arte, cuando se incluye algo nuevo, es natural que el pueblo la rechace. Ya lo dice Platón, y lo recuerdo con cierta frecuencia: al artista -si es que me cabe el calificativo de artista- hay que expulsarlo de la ciudad porque rompe el pacto social. Y las ciudades tienen un pacto secreto.
Yo diría que no fue sólo la dictadura la que me expulsó de mi trabajo. Porque lo que más me dolió -me dolió y me sigue doliendo, aunque me repone el afecto de los que fueron mis alumnos- fue quedarme sin mis clases, que eran mi forma de vida. Dar una clase de historia del arte ante adolescentes... ¡ah, qué cosa seria! Y el arte madura en la comunicación. ¡Cuántas veces iba a clase convencido de que estaba preparado para tratar ese tema, y en el momento de exponerlo me daba cuenta de que no! Me daba cuenta que tenía que revisar más a fondo y desde otros ángulos la cosa.
Y muchas veces iba a clase con miedo de no estar preparado. Y la comunicación me iba abriendo caminos, de modo que llegaba a mi casa y anotaba cosas descubiertas en la clase con el diálogo de muchachos. Eso fue muy importante.
Y... ¿cómo le voy a decir? Fue mi forma de vida, más que mi medio de vida. Me dolió mucho apartarme de eso.
DB - Pero eso no le impidió seguir estudiando. Usted ha seguido estudiando.
TC - Sí. En la cabecera de cama tengo un libro que es muy bueno: "Al diablo con la cultura", de Herbert Reed. Dice mucha cosa y me ubica en muchas cosas.

….

"Dios hizo al hombre de barro
y fue muy frágil su paso.
Para mi sed de Dios
hice de barro mi vaso.
A pesar de despertarme
antes que aclare la aurora,
entre recuerdos y mates,
me voy quedando sin horas.
Se hallaron en un cacharro
la edad que un pueblo tenía;
no quedará sin edad
el poblado de Averías.
No pretendo con mis versos
hablar en tono profundo.
Un alfarero no sabe
ver con palabras el mundo.
Para animarme a ofrecer
lo que verseando sostengo
tengo el tiempo que he dudado
de las razones que tengo."


En el corazón del barro
sueña una forma dormida.
Sueño que acuna mis manos,
soñando sueños de vida.
Andan y andan mis manos
en torno al barro rondando:
velan el alma dormida
que en el barro está soñando.
No tienen pausa mis manos
cuando el barro se despierta.
Mi vida no tiene pausa,
mi mano no está desierta."

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Transcripción: Fernando Iglesias
Edición: Jorge García Ramón
Fotos: Catálogo de la Intendencia Municipal de Montevideo

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