dilluns, 2 de maig del 2011

Beat a corre-cuita

Rafael Fernando Navarro és un senyor que té un senyor blog. Un blog que es llegeix amb delectació i del qual jo aprenc sempre moltes coses. Escriu com els àngels (Si és que els àngels escriuen. Potser només fan música amb les lires). Aquest senyor fa música celestial amb la seva ploma. Us deixo un text que va escriure quan va morir Joan Pau II, a qui avui han beatificat una mica a corre-cuita i em sembla que sense tanta necessitat de córrer tant, la veritat sigui dita. Potser vaig a contra corrent, però penso així.

EL PAPA HA MUERTO.

La otra noche se corrió la voz por todo el barrio: El Papa ha muerto. O sea, que Vd., Santidad se ha ido al cielo. El cielo es otro barrio, pero más grande, una anchura infinita para que quepamos todos. Con un plan de ordenación urbana a discreción. Cada uno vive donde y con quien quiere, pero en paz. No hay muros de Berlín, porque Dios no quiere divisiones. Los polacos están libres del nazismo y del comunismo porque Dios exige a los suyos que sean libres. Vd., Santidad, promulgó la paz, la dialogó, la construyó. Seguramente le dolieron los brazos de parar tanta lucha. Allí no hay guerras preventivas, ni guantánamos, ni Azores que decretan matanzas. En eso ha salido ganando. Se habrá encontrado con Pedro, el pescador. Con Juan de la Cruz y Teresa de Avila: buena gente. Con Judas, amigo a tiempo parcial de Jesús y con María Magdalena, la mujer que un día perdió la memoria del corazón. Seguro, que Vd., Santidad, está a gusto

Aún no habrá tenido tiempo de saludar a todo el pueblo. Pero mañana o pasado, se encontrará con los teólogos de la liberación. Suelen pasear por el barrio de Los Pobres, conforme se entra a la izquierda, naturalmente. Ahora Vd., Santidad, no podrá excluirlos, ni proscribirlos. No le va a enmendar la plana a Jesús que disfruta yendo a comer con ellos como cuando estuvo en la tierra. Y Häring, y Theilard de Chardin, y Marciano Vidal: Viven por la Avda. de las Bienaventuranzas. Enseñan, como hicieron toda su vida, que el amor es lo importante. Pero ahora, Santidad, ya no podrá quitarles la cátedra, porque Dios los nombró “honoris causa”.

Y se va a encontrar, Santidad, con los homosexuales y lesbianas. A lo mejor intenta pasar de largo, haciendo como que no les ha visto. Pero será inútil. Atravesarán de estrella a estrella en carrozas plagadas de rosas y claveles y campanillas. No se preocupe, Santidad. Vd. siempre creyó que Dios sólo amaba a los heterosexuales y por eso los excluyó. Qué error, Santidad. Abrácelos, y pelillos a la mar.

Verá más adelante a los tronchados por el sida. Vd., Santidad, les prohibió el uso del preservativo y lo único que consiguió con esa medida fué que llegaran antes que Vd. al reino de los cielos, aunque es verdad que tuvieron que sufrir demasiado

El cielo es sorpresivo, como el mismo Dios. Será todo una explosión de luz para Vd., Santidad, que disfrutó de ideas muy claras, inamovibles, inmutables. El amor lo igualará todo ante Vd. que siempre supo dividir las actitudes entre buenas y malas.

Animo. Se irá acostumbrando en la eternidad a dejarse manejar por Dios, aunque Vd., Santidad, haya vivido acostumbrado a manejarlo a El.

(Artículo publicado cuando murió Juan Pablo II)

Beat a corre-cuita

Rafael Fernando Navarro és un senyor que té un senyor blog. Un blog que es llegeix amb delectació i del qual jo aprenc sempre moltes coses. Escriu com els àngels (Si és que els àngels escriuen. Potser només fan música amb les lires). Aquest senyor fa música celestial amb la seva ploma. Us deixo un text que va escriure quan va morir Joan Pau II, a qui avui han beatificat una mica a corre-cuita i em sembla que sense tanta necessitat de córrer tant, la veritat sigui dita. Potser vaig a contra corrent, però penso així.

EL PAPA HA MUERTO.

La otra noche se corrió la voz por todo el barrio: El Papa ha muerto. O sea, que Vd., Santidad se ha ido al cielo. El cielo es otro barrio, pero más grande, una anchura infinita para que quepamos todos. Con un plan de ordenación urbana a discreción. Cada uno vive donde y con quien quiere, pero en paz. No hay muros de Berlín, porque Dios no quiere divisiones. Los polacos están libres del nazismo y del comunismo porque Dios exige a los suyos que sean libres. Vd., Santidad, promulgó la paz, la dialogó, la construyó. Seguramente le dolieron los brazos de parar tanta lucha. Allí no hay guerras preventivas, ni guantánamos, ni Azores que decretan matanzas. En eso ha salido ganando. Se habrá encontrado con Pedro, el pescador. Con Juan de la Cruz y Teresa de Avila: buena gente. Con Judas, amigo a tiempo parcial de Jesús y con María Magdalena, la mujer que un día perdió la memoria del corazón. Seguro, que Vd., Santidad, está a gusto

Aún no habrá tenido tiempo de saludar a todo el pueblo. Pero mañana o pasado, se encontrará con los teólogos de la liberación. Suelen pasear por el barrio de Los Pobres, conforme se entra a la izquierda, naturalmente. Ahora Vd., Santidad, no podrá excluirlos, ni proscribirlos. No le va a enmendar la plana a Jesús que disfruta yendo a comer con ellos como cuando estuvo en la tierra. Y Häring, y Theilard de Chardin, y Marciano Vidal: Viven por la Avda. de las Bienaventuranzas. Enseñan, como hicieron toda su vida, que el amor es lo importante. Pero ahora, Santidad, ya no podrá quitarles la cátedra, porque Dios los nombró “honoris causa”.

Y se va a encontrar, Santidad, con los homosexuales y lesbianas. A lo mejor intenta pasar de largo, haciendo como que no les ha visto. Pero será inútil. Atravesarán de estrella a estrella en carrozas plagadas de rosas y claveles y campanillas. No se preocupe, Santidad. Vd. siempre creyó que Dios sólo amaba a los heterosexuales y por eso los excluyó. Qué error, Santidad. Abrácelos, y pelillos a la mar.

Verá más adelante a los tronchados por el sida. Vd., Santidad, les prohibió el uso del preservativo y lo único que consiguió con esa medida fué que llegaran antes que Vd. al reino de los cielos, aunque es verdad que tuvieron que sufrir demasiado

El cielo es sorpresivo, como el mismo Dios. Será todo una explosión de luz para Vd., Santidad, que disfrutó de ideas muy claras, inamovibles, inmutables. El amor lo igualará todo ante Vd. que siempre supo dividir las actitudes entre buenas y malas.

Animo. Se irá acostumbrando en la eternidad a dejarse manejar por Dios, aunque Vd., Santidad, haya vivido acostumbrado a manejarlo a El.

(Artículo publicado cuando murió Juan Pablo II)