Això sí que és adoctrinament i no pas la llei Wert!. Si el ministre Wert conegués aquesta “perla” la faria estudiar (en español, com correspon) a tots els nens i nenes catalans per espanyolitzar-los ben espanyolitzats i què esdevinguessin autèntics patriotes.
Som a l’època de la guerra contra el francès. Es veu que algú va voler adoctrinar les tropes i el poble i va fer el document que trobareu a continuació. Aprofitant la pedagogia utilitzada en l'ensenyament del Catecisme Catòlic -per mitjà de preguntes i respostes- incitava al poble a complir les seves obligacions ciutadanes, que no eren altres que la derrota i expulsió dels invasors de la “Pàtria”.
Encara que aquest document no pot catalogar-se com una proclama sí que és un mitjà publicitari amb la mateixa finalitat. Hi va haver dos catecismes: El Civil i l'Espanyol.
El Catecisme Civil és un breu compendi de les obligacions de tot espanyol, coneixement de la seva llibertat, i explicació del seu gènere, útil en les actuals circumstàncies per a l'ensenyament dels nens d'ambdós sexes.
El Catecisme Espanyol, que és el que avui portem aquí, conté algunes variants respecte al Catecisme Civil, ja que tenia per objecte fomentar l'entusiasme polític. Doncs, per combatre i vèncer l'enemic tots els mitjans eren bons.
Es dividia en sis capítols amb la finalitat que comprenguessin les tropes els deures extraordinaris que els imposava “la Pàtria” en les seves crítiques circumstàncies. La Junta Suprema Gubernativa del Reino el 10 de maig de 1810, va ordenar la seva circulació entre els soldats, "perquè calia -deia- que coneguin les obligacions en què estan constituïts, de defensar la Religió i altres justes causes per les que lluiten, i es penetrin bé de la doctrina infal·lible i certa que persuadeix la gloriosa empresa de la nostra defensa contra la tirania ". Corria a càrrec dels capellans llegir-lo en les casernes els dies festius.
DEDICATORIA.
A la Nación Ilustre que te has armado contra el gran bruto de la Francia, a ti dedico esta pequeña obra de mi imaginación acalorada, sea pues de tu aprobación y sírvate de diversión, y estímulo con lo que lograré mi deseo.
CATECISMO ESPAÑOL
CAPITULO I
— Dime, hijo, ¿qué eres tú?
— Soy español, por la gracia de Dios.
— ¿Que quiere decir español?
— Hombre de bien.
— ¿Que obligaciones tiene un español?
— Tres: ser cristiano y defender la patria y el rey.
— ¿Quién es nuestro rey?
— Fernando VII.
— ¿Con qué ardor debe ser amado?
— Con el más vivo y cual merecen sus virtudes y sus desgracias.
— ¿Quién es el enemigo de nuestra felicidad?
— El emperador de los franceses.
— ¿Quién es este hombre?
— Un malvado, un ambicioso, principio de todos los males., fin de todos los bienes y compuesto y deposito de todos los vicios.
— ¿Cuántas naturalezas tiene?
— Dos, una diabólica y otra humana.
— ¿Cuántos emperadores hay?
— Uno verdadero en tres personas engañosas.
— ¿Cuáles son?
— Napoleón, Murat y Godoy.
— ¿Es más malvado uno que otro?
— No, padre; los tres son iguales.
— ¿De qué origen proviene Napoleón?
— Del pecado.
— ¿Y Murat?
— De Napoleón.
— ¿Y Godoy?
— De la intriga de los dos.
— ¿Qué es lo que caracteriza al primero?
— El orgullo y el despotismo.
— ¿Y al segundo?
— El robo y la crueldad
— ¿Y al tercero?
— La lascivia, la traición y la ignorancia.
CAPITULO II
— ¿Qué son los franceses?
— Antiguos cristianos y herejes modernos.
— ¿Quién los ha conducido á semejante esclavitud?
— La falsa filosofía y la corrupción de costumbres.
— ¿De qué sirven á Napoleón?
— Los unos de aumentar su orgullo, los otros son los instrumentos de su iniquidad para exterminar el género humano.
— ¿Cuando se acabará su atroz despotismo?
— Ya se halla cercano su fin.
— ¿De dónde nos puede venir esta esperanza?
— De los esfuerzos que haga nuestra amada patria
— ¿Qué es patria?
— La reunión de muchos gobernados por un rey, según nuestras leyes.
— ¿Que castigo merece un español que falta a sus justos deberes?
— La infamia, la muerte material reservada al traidor, y la muerte civil para sus descendientes.
— ¿Cual es la muerte material?
— La privación de la vida.
— ¿Y la muerte civil?
— La confiscación de los bienes y la privación de los honores que la república concede a todos los leales y valientes ciudadanos.
CAPITULO III
— ¿Quien es éste que ha venido á España?
— Murat, la segunda persona de esa trinidad.
— ¿Cuales son sus principales empleos?
— Engañar, robar y oprimir.
— ¿Que doctrina quiere enseñarnos?
— La depravación de costumbres.
— ¿Quien nos puede libertar de semejante enviado?
— La unión y las armas.
— ¿Es pecado asesinar a un francés?
—No, padre; se hace una obra meritoria, librando á la patria de estos violentos opresores.
CAPITULO IV
— ¿Que quiere decir valor?
— Una fuerza de espíritu que busca con calma y prudencia el momento de la victoria.
— ¿Es necesaria la subordinación para conseguirla?
— Sí, porque ella es su alma.
— ¿A quién debemos esta subordinación?
— A todos los jefes.
— ¿Quien es el joven más obediente y el más querido de la patria?
— El que reúne al valor los principios de honor y el desinterés personal
— ¿Quiénes son los que desean los empleos y honores antes de merecerlos?
— Los ignorantes, los orgullosos, y gente inútil que no sabe obedecer.
— ¿Qué debemos hacer en el combare?
— Aumentar la gloria de la nación, defender nuestros hermanos y salvar la patria.
— ¿Quienes deben tomar las armas?
— Todo el que pueda, los designados por el gobierno menos necesarios para los destinos públicos
— ¿Qué obligaciones tiene el resto?
— Contribuir á los buenos sucesos de la guerra por un generoso patriotismo, ayudando a la patria con los bienes que de ella ha recibido.
— ¿Qué debe hacer el que nada tiene?
— Rogar a Dios por la prosperidad de las armas españolas, desempeñar el destino que se le confíe y de esta manera contribuir al bien público.
— ¿De quién debemos esperar nuestra felicidad?
— De Dios, de la lealtad, de la pericia de nuestros jefes, de nuestra obediencia y de nuestro valor.
CAPITULO V
— ¿Cual debe ser la política de los españoles?
— Las máximas de Jesucristo.
— ¿Cuáles son las de nuestros enemigos?
— Las de Maquiavelo.
— ¿En qué consisten éstas?
— En el egoísmo.
— ¿Cuáles son las demás?
— El amor propio, la ruina y la destrucción de nuestros semejantes.
CAPITULO VI
— ¿Por qué medios estos tiranos han engañado á nuestros pueblos?
— Por la seducción, la bajeza y la traición.
— ¿Estos medios son legítimos para apoderarse de una corona que no les pertenece?
— No, al contrario; son atroces, y debemos resistir con valor á este hombre que se ha hecho rey por medios tan injustos como abominables.
— ¿Qué felicidades debemos esperar?
— Las que los tiranos no nos pueden dar.
— ¿Cuáles son?
— La seguridad de nuestros derechos, el libre uso de nuestro santo culto, el restablecimiento monárquico con arreglo á las constituciones españolas y las relaciones con la Europa.
— Pero, ¿no las teníamos?
— Sí, padre; mas degradadas por la adulación de las autoridades que nos han gobernado.
— ¿Quién debe restablecerlas y asegurarlas?
— La España reunida en Cortes, á quien sólo compete este derecho, tan luego como tenga sacudido el yugo extranjero.
— ¿Quien nos autoriza á esta grande empresa?
— Fernando VII, que deseamos de todo nuestro corazón ver entrar entre nosotros por los siglos de los Siglos. Amen.
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